Kafka mantuvo un romance con Milena, una mujer casada que vivía en Viena, él residía en Praga. Su romance mientras duró fue epistolar. Naturalmente el romance lo rompió Kafka. A través de la correspondencia que mantuvieron (Cartas a Milena), podemos ver a un Kafka desgarrado.
-¿Cómo es posible, Milena, que todavía no sientas temor o repugnancia hacia mí o algo parecido?
-¿Por qué despues de todo, soy una persona torturada por estos estados tan totalmente imprecisos y por estas desesperantes responsabilidades?
-...desde todo punto de vista importante - el matrimonio, el trabajo, el coraje, el sacrificio, la pureza, la libertad, la independencia, la verdad - me encuentro tan por debajo de ustedes dos que casi me resulta repugnante hablar de eso.
-...desde todo punto de vista importante - el matrimonio, el trabajo, el coraje, el sacrificio, la pureza, la libertad, la independencia, la verdad - me encuentro tan por debajo de ustedes dos que casi me resulta repugnante hablar de eso.
-¿Sabes Milena que al acercarte a tu marido descendiste muy por debajo de tu nivel, pero que si vinieras a mí sería como saltar al abismo? -... yo, que en el gran juego de ajedrez no soy ni siquiera el peón de un peón, lejos de eso, pretendo ahora, sin embargo, contra todas las reglas y para confusión de todo el juego, ocupar la silla de la reina, yo, el peón de los peones, o sea una pieza que ni siquiera existe, que por lo tanto no juega con los demás.
-Tal vez lo que ocurre es que ambos estamos casados, tú en Viena, yo con la angustia, en Praga y que ambos nos torturamos inútilmente por liberarnos de nuestro matrimonio.
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