Ella llegó a la cama nupcial por intereses políticos…
Laurel miró hacia el otro extremo del salón y se encontró con un caballero imponente.
¡Reconoció en él un dios de la guerra, a quien sería entregada en matrimonio! “¿Es muda? ¿Es retrasada mental? ¿Está embarazada de otro hombre?”
Esas fueron las primeras preguntas que Laurel escuchó de Simon de Beresford, su futuro marido.
Le habían dicho que Simon era un guerrero leal y honesto…pero su honestidad era brutal.
Los días anteriores a su matrimonio sólo contribuyeron para que Laurel se formara la peor opinión de Simon y la casa a la que iría a vivir.
Él llegó a la cama nupcial por imposición del rey…
Simon de Beresford no quería una esposa, sino una amante ardiente. Pero tenía que casarse con la bellísima Laurel de Northumbria en contra de su voluntad, por imposición del rey de Inglaterra.
Sin embargo, una noche antes de bodas cuando Laurel lo amenazó con un usar un puñal en la cama matrimonial, Simon supo que, finalmente, había encontrado una oponente a su altura…
Sólo esperen a ver de que modo Simon “revisará” a Laurel para asegurarse que no fuese apuñalado mientras duerme.
Simon tiene el extraño don de decir las frases más inapropiadas en los momentos más delicados. ¿Es crueldad? ¿Es honestidad? ¿O él se excita provocando a Laurel?
Nuestro héroe no es inmune a la belleza de la heroína y a partir de conocerla empieza a tener alucinaciones muy peculiares. ¿Alucinaciones…?
El camino que tiene que recorrer esta pareja no es fácil. Laurel está frente a un hombre que desconoce el significado de la palabra “sutileza”. Y Simon está frente a una mujer que es mucho más astuta de lo que parece.
Pero a su vez la pareja deberá defenderse de los enemigos que este casamiento por interés les ha creado en la corte inglesa.
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